Era un día como otro cualquiera, de los tantos que hemos pasado juntos, pero tú lo volviste especial, como haces siempre.
Sentados, uno en frente del otro, te acercaste.
-Espera, tienes una pestaña- Y me la quitaste, con dulzura, con ternura, con delicadeza, con el corazón.
-Pide un deseo.
Y por primera vez en mucho tiempo, no sabía que pedir. Siempre tenía un deseo a mano, el mismo, porque nunca se cumplía, y era lo que más ilusión me hacía. Pero el día que apareciste me quedé sin deseos, porque eras lo que yo quería.
Y allí, en el parque me invadió una sensación de felicidad que no había experimentado nunca, era realmente feliz, sin que nada malo pasara por mi cabeza.
Supongo que siempre habrá algún deseo que se pueda pedir, ahora estoy buscando uno nuevo, y sé que se llegará a cumplir.
besitos de algodón de azúcar
domingo, 15 de julio de 2007
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5 comentarios:
¡Así sea!
¡Un bessito!
Genial!menos mal que todavia quedan blogs con apices de esperanza!al menos he sonreido con la historia:) un besoo
Azul: así espero que sea, je je.
Luis: me alegro de que hayas sonreido con la historia, a mi también se me escapó una sonrisa q me duró mucho tiempo. Gracias por visitarme
jiji, te puedes creer a mí me pasa igual??? Besis
Sub: me estoy dando cuenta de que tenemos bastantes cosas en común, por lo menos en lo que a vida amorosa se refiere, je je.
besitos
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