Ojalá todo fuera tan sencillo como esperar a ver que semáforo se pone en verde.
La jornada había sido rara en general, llevaba todo el día con una sensación extraña, el tipo de sensación por el que sabía que algo iba a pasar. La noche se estaba apoderando ya de la ciudad, y su instinto permanecía aún alerta. ¿Empezaría a fallar su sexto sentido? hasta ahora no lo había hecho nunca.
De pronto se encontró en la esquina, con la posibilidad de coger un cruce o el otro, ambos en rojo. Y descubrió la metáfora exacta de su vida, un camino, que de pronto se bifurcaba, y la elección de la ruta a seguir no era fácil, ambas tenían obstáculos para seguir adelante, pero sabía que tenía que elegir, ¿cuál? imposible conocer la respuesta.
Mientras deambulaba por sus pensamientos, empezó a sonar un pajarillo, era uno de los semáforos, se había puesto en verde. "Este, seguiré este camino"
Su sexto sentido no se había equivocado, era la hora de elegir.
Besitos de algodón de azúcar
2 comentarios:
A veces, el semáforo permanece un tiempo en verde... y no queremos verlo. Solo miramos cuando realmente sabemos que pasó a rojo... qué nos cuesta decidir, qué nos cuesta equivocarnos -o no- y sobretodo... a veces nos cuesta salir del caparazón de lo sencillo, pero qué de cosas nos perdemos. ;)
Cierto, muchas veces el semáforo está en verde y no queremos verlo, y por culpa de eso dejamos pasar muchas cosas.
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